Buenas. Este es un artículo que aparecía en los foros de Rea escrito por Jose Ángel (Dodecaedro) y por mí (Ana) hace unos años (allá por 2008). Lo pondremos en estado de «remodernización» dentro de poco, pero para tener una idea general, sirve muy bien.
Aprovecho para agradecer a todos los aficionados a esto de la Mitología y la Historia Antigua (y con aficionados me refiero a gente que no tiene un título universitario que certifique oficialmente su tiempo de dedicación y estudio): los que abren foros y los administran, a los que exponen sus dudas y a quienes las resuelven, a todos los que tienen pasión por la mitología, o por la cultura antigua, por la religión o por lo que sea, los que escriben artículos, trabajos, aportan ideas, etc. Me alegra tanto interés, y me anima.
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Y de paso querría darle las gracias a Jose por haber contado conmigo para echarle una manita en este artículo (que era suyo), y por su paciencia y sus ganas de saberlo todo. ¡Menudo emperador hemos perdido en Roma sin Dode!. Os animo a ver y seguir su interesantísimo blog sobre Grecia, en especial en época Homérica.
Bueno, a lo que vamos. Os dejo el artículo.
Dioses micénicos en Lineal B
Soporte
Los textos que conocemos de los griegos micénicos (civilización que suele datarse entre los siglos XVII a.c. y XII a.c.) nos han llegado principalmente a través de tablillas de barro. Las tablillas son soportes de arcilla para la escritura que se encuentran con dos formas diferentes: una rectangular y otra “palmiforme”. Ambos tipos se construían sobre una estructura de “pajitas”. Este refuerzo era necesario porque las tablillas no se cocían para su conservación, sino que tan sólo se dejaban secar al sol.
Las tablillas se utilizan en los palacios centrales micénicos para la conservación por escrito de transacciones de productos, ganado o personas en el propio palacio o fuera de él. Aparecen envíos de ofrendas a templos de ciertos dioses, las raciones para los funcionarios de palacio, inventarios de tierras, de piezas de carros… Una vez escritas las tablillas, se mantenían ordenadas en cestas de mimbre con etiquetas de arcilla durante un año. Después se mojaban y se les daba forma de nuevo según fueran siendo necesitadas para reescribirlas.
Tras el misterioso colapso de los centros de poder micénicos, los palacios, se produjeron incendios que cocieron las tablillas.
Si no fuera por esto, probablemente hoy no tendríamos nada que estudiar.
La escritura
Las tablillas micénicas están escritas en lengua griega, en dialecto micénico. Pero no se utiliza aún el abecedario de época más tardía, el que todos conocemos, sino un silabario: el Lineal B. Cada símbolo no corresponde a un sonido, sino a una sílaba. Además tiene un repertorio de ideogramas y algunos logogramas. (¿Qué son estos términos y cómo se clasifican las tablillas micénicas?).
Según se saca cada pieza de la tierra en las excavaciones, se numera y se intenta hacer encajar con otras piezas. Los epigrafistas se dedican a estudiar las tablillas y a pasar cada símbolo del silabario del texto al abecedario latino según una serie de normas para que los filólogos interpreten los textos. Las primeras tablillas fueron encontradas en el año 1900 en Cnoso por Arthur Evans. Hubo que esperar hasta 1952 para que el arquitecto Michael Ventris, con ayuda de otros estudiosos, descubriera que el idioma usado en las tablillas era griego y descifrara parte de los símbolos. A día de hoy aún quedan signos cuyo significado desconocemos. Este silabario micénico está relacionado con el Lineal A (escritura de la cultura minóica cretense que permanece sin descifrar) con el que comparte símbolos.
El Lineal B pudo crearse por causa de las relaciones comerciales de Creta con los micénicos antes de que estos la conquistaran. Hay controversia sobre el momento en el que nació el Lineal B, puesto que aunque todo apunta a que debió aparecer más tarde de comienzos del s. XVI a.C., recientemente ha aparecido cerca de Olimpia una inscripción que podría ser anterior a esa fecha. Se han encontrado tablillas en Cnoso, Pilo, Tebas, Micenas, Tirinto y La Canea (Creta).
Dentro de los nombres de los dioses que aparecen en las tablillas podemos encontrar los siguientes, junto con las identificaciones con dioses o personajes posteriores propuestos por los eruditos:
Identificaciones probables
-Di-we y Di-wo = Zeus
-Po-se-da-o= Poseidón
-A-ta-na Po-ti-ni-ja= Señora de Atenas, Atenea.
-E-nu-wa-ri-jo= Enialio, dios guerrero que por el contexto en el que aparece podría ser distinto de Ares pero que en la Grecia post-micénica pasó a ser un epíteto de Ares.
-A-re= Ares
-E-ra= Hera
-Di-wo-nu-so= Dioniso
-A-te-mi-to, A-te-mi-te o A-ti-mi-te= Ártemis (con alguna duda)
-I-pe-me-de-ja = Ifimedea . Sin embargo en la Grecia post-micénica Ifimedea fue una mortal.
-E-re-u-ti-ja = Ilitía
-E-ri-nu = posiblemente Erinia
Identificaciones muy dudosas:
-E-ma-a2 : Hermes (dudoso)
-A-pa-i-ti-jo: es muy dudoso , aunque algún autor apunta la posibilidad de que se le deba identificar con Hefesto (en el caso en que haya que pronunciar Haphaistios).
-Po-se-da-e-ja: correspondiente femenino de Poseidón, probablemente una consorte de Poseidón olvidada en la Grecia post-micénica.
-Di-u-ja: correspondiente femenino de Zeus (habría que recordar que en el antiquísimo santuario de Dodona, la que aparecía como consorte de Zeus era Díone, que podría estar relacionada con ella)
-Pa-ja-wo: dudoso. Algunos lo identifican con Apolo, puesto que Peán (sanador) es uno de sus epítetos. Pero hay que recordar que en la Ilíada aparece un dios encargado de curar las heridas de los dioses , independiente, llamado Peán o Peón.
-Pe-ro-ne: palabra incompleta que podría ser A-pe-ro-ne, y si hubiera que pronunciarla en forma parecida a Apellonei, podría corresponder a Apolo.
-Pe-re-sa2 : algún autor cree en la posibilidad de identificarla con Perséfone
-Ma-ka : se suele interpretar como madre tierra, lo que la relacionaría tal vez con Gea o Deméter.
-Ko-wa: posiblemente Coré. (Sea Perséfone, sea otra diosa distinta.) (En las tablillas va junta con la anterior).
No identificadas con ninguna divinidad posterior:
-Qe-ra-si-ja: una diosa de las fieras de posible origen cretense. Otros autores relacionan su nombre con Therasia, otro nombre antiguo de Tera. Para ellos esta diosa sería Kwherasia, tal vez diosa de aquella isla.
-Da-pu2-ri-to-jo Po-ti-ni-ja: señora del laberinto (en Cnoso). Se multiplican las conjeturas con respecto a si debería ser identificada con personajes posteriores como Ariadna, Atenea o Afrodita.
-Di-ri-mi-jo Di-wo I-je-we: Drimio, hijo de Zeus. No hay datos para identificar este nombre divino con alguno de los posteriores hijos de Zeus. -A-ne-mo I-je-re-ja: una sacerdotisa de los Vientos, divinidades ya veneradas en época micénica.
-Do-po-ta: se encuentra en un contexto de ofrendas a dioses y recuerda al clásico «despotes» que significa señor, amo, pero ni es seguro ni se puede decir más.
-Ti-ri-se-ro-e: parece significar «tres héroes».
-Ma-te-re Te-i-ja: el significado es «madre divina».
-Si-to Po-ti-ni-ja: la señora del grano
-Po-ti-ni-ja I-qe-ja : la señora de los caballos
-Pi-pi-tu-na: nombre prehelénico de divinidad, de etimología incierta.
-Ma-na-sa: teónimo femenino, probablemente prehelénico.
-U-po-jo Po-ti-ni-ja :algunos interpretan que u-po-jo podría referirse al mundo subterráneo y sugieren la hipótesis de que su significado fuera «Señora de los infiernos».
*Ed. 14-I-08 Pa-ja-wo por **pa-wa-jo y Ko-wa por **Ko-ma.
Esperamos que este trabajo os haya ayudado a entender las divinidades griegas, y a tener curiosidad por algunas de las que aún no sabemos nada, pero que existían en época micénica.
¡Un abrazo!
Bibliografía:
– Luis García Iglesias. «Los orígenes del pueblo griego«. Madrid. Editorial Síntesis, 2000.
– Alberto Bernabé y Eugenio R. Luján. «Introducción al griego micénico«. Zaragoza. Universidad de Zaragoza, 2006.
– José Carlos Bermejo Barrera. «El mundo del Egeo en el segundo milenio«. Madrid. Editorial Akal, 1988.
– Martin S. Ruipérez-J.L.Melena. «Los griegos micénicos». Madrid,1990.
– J. Chadwick. «El mundo Micénico». Madrid.1977.
– Francisco Aura Jorro. «Diccionario griego-español Anejo II, Diccionario Micénico« , CSIC, Madrid, ISBN 84-00-06129-2.